La benignidad es la amabilidad, generosidad, cordialidad, buen trato, hospitalidad que nace de una persona que ha nacido del Espíritu Santo.
En Gálatas 6:10 Pablo expresa que: "Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe."
La benignidad es un valor fundamental para el cristiano pues representa la necesidad de pensar en el bienestar del otro, de tratar a los demás como nos gustaría ser tratados, de ser respetuosos y generosos buscando no solo la felicidad propia sino la del otro, especialmente, la de nuestra familia de la fe.
Jesús mismo expresa en el pasaje del buen samaritano (Lucas 10:25-37) un ejemplo perfecto de benignidad. La benignidad es la misericordia que tenemos cuando vemos las necesidades ajenos y nos disponemos a presentar nuestra ayuda sincera para solucionarlas.
La benignidad no implica ayudar al otro esperando algo a cambio o para recibir un favor de Dios, sino por el simple acto de amor de ayudar a alguien que lo necesita.
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