Cuando Nehemías llegó a Jerusalén, pudo ver con sus propios ojos el mal en que estaba la ciudad. Fue allí, en medio del desastre, en medio de la nada, en medio de un ambiente desolador y fúnebre; donde nació la voz de esperanza que decía: ¡Es hora de actuar!
Nehemías levantó su voz para animar a todo el pueblo a edificar el muro de Jerusalén, y su voz fue escuchada. Su voz implicaba un cambio radical en el pueblo: Dónde había desolación, hubo esperanza; todo porque se levantó una voz de ánimo en medio del desastre.
Lo primero que tenía que ser reedificado era el ánimo de las personas del pueblo, más que las mismas murallas de la ciudad. Es tiempo de que también levantemos nuestra voz muy en alto para proclamar esperanza y para animar a todos a actuar; es tiempo de alzar nuestra voz muy en alto para decir que existe un Dios vivo que puede cambiar la tristeza en alegría, que puede cambiar la vida de nuestros niños y nuestras familias, que puede cambiar un paisaje desolador y fúnebre, en el más hermoso paisaje, aún más grade de lo que podamos imaginar.
Preguntas:
1. ¿Tu voz es un instrumento para desalentar o para dar ánimo? si ha sido utilizada para causar desaliento, ¿Qué estás dispuesto a hacer para que tu voz sea instrumento de ánimo y esperanza?
2. ¿Cuál es tu reacción frente a la adversidad y las presiones del mundo? Reflexiona en el versículo 20 de Nehemías ¿Qué enseñanza te deja?
3. ¿Tienes un carácter firme como el de Nehemías? Considera la historia de los 2 cimientos en Mateo 7:24-29 ¿Eres el que construyó en la arena o el que contruyó en la roca? Si eres el que construyó en la arena ¿Qué vas a cambiar en tu vida para poder obedecer la voz de Dios sin ningún impedimento?
Por favor envíen sus respuestas al correo juanfelipecaro77@hotmail.com o llévenlas resueltas en nuestra próxima reunión. Recuerden que es un compromiso con Dios, con su Reino, con la Iglesia y con ustedes mismos, así que resuélvanlas.
QUE DIOS LOS BENDIGA
MINISTERIO INFANTIL
COMPROMETIDOS CON EL CAMBIO
"porque nada hay imposible para Dios." Lucas 1:37
No hay comentarios:
Publicar un comentario